Conseguir unos textos que atraigan, conviertan y vendan no debería ser confuso ni difícil.

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El enemigo número uno de copywriting que aleja al lector de tus textos

enemigo-copywritingTe enrollas demasiado en los textos de tu web y llevas tiempo siendo consciente de ello.

Pongámonos en situación: abres un documento nuevo, escribes todo lo que tenías pensado decir y de repente ves que apenas son 300 palabras.

300 palabras y los expertos dicen que un buen post debe tener por lo menos 700 para posicionar bien en Google.

Te faltan más de la mitad.

¿Qué haces?

Lo único que se te ocurre es escribir un poco más alrededor de todo lo que ya tienes. Meter texto de relleno.

Y así, esas 300 palabras cargadas con contenido de valor para tu lector quedan camufladas entre otras 400 que no aportan nada.

Quizás éste sea un ejemplo un poco exagerado, pero lo cierto es que en muchas ocasiones tiendes a querer “embellecer” el texto, bien porque se ha quedado corto de palabras o porque quieres darle un aire más sofisticado pensando que así conseguirás un artículo de mayor calidad.

Esto, sin embargo, lejos de beneficiarte lo único que hace es espantar a tus lectores.

¿Recuerdas en el instituto, cuando había una pregunta del examen sobre la que no tenías ni idea?

Yo sí, me pasó en más de una ocasión. Lo que hacía era enrollarme lo máximo posible sin decir nada en concreto y mucho menos respondiendo lo que el profesor quería leer.

“A ver si hay suerte y cuela” pensaba. Pero ingenua de mí, el profesor tenía muy claro qué era lo que había preguntado y qué tipo de respuesta esperaba. No tenía un pelo de tonto y se daba cuenta enseguida de que todo aquello no era más que paja.

Los lectores de tu web esperan lo mismo que el profesor en un examen: una respuesta concreta a su pregunta

Y ya que estamos, que no te vayas por los cerros de Úbeda.

Entonces, ¿por qué algunas veces te enrollas y otras no? ¿Por qué algunos textos te salen redondos y los escribes fácilmente y otros te cuesta horrores redactarlos y acabas enrollándote más de la cuenta?

Pues básicamente por una de estas dos razones (en los peores casos, por las dos):

  • No sabes quién es tu cliente ideal.
  • No has determinado el objetivo del texto.

De ambos aspectos hemos hablado ya largo y tendido en este blog.

Por descontado que si no sabes a quién te estás dirigiendo, es difícil ofrecerle una respuesta válida que resuelva alguna de sus necesidades.

Conocer a tu cliente ideal mejor de lo que se conoce él mismo te dará las claves para encontrar los puntos exactos que debes abordar tanto en los textos de tu web como en la creación de contenidos.

Pero además, identificar el objetivo de cada texto que escribes te dará la clave para enfocarlo en una u otra dirección.

No es lo mismo escribir un post con el que quieres posicionarte como un líder en tu sector que redactarlo para anunciar la salida de un nuevo producto o servicio.

No voy a decir que basta con que tengas claros estos dos aspectos para redactar textos concretos que no se vayan por las ramas, porque no sería cierto, pero sí que es la base indispensable sobre la que sustentar una escritura clara, concreta y simple, que es lo que el lector está buscando.

Olvídate de todo lo demás y céntrate en trabajar un copywriting con textos directos, fáciles de leer y de recordar

Tenemos miedo a la simplicidad, a que los textos se queden desnudos y por eso los llenamos de recursos literarios que nos enseñaron en la escuela.

Los sobresaturamos de adjetivos y adverbios, por ejemplo, pero en la mayoría de ocasiones no sirven sino para confundir al lector y encubrir lo verdaderamente importante.

Ten en cuenta que tu web no es una obra literaria en la que el lector busca recrearse creando una imagen mental en su cabeza mientras la lee.

La persona que llega a tu web lo ha hecho buscando una solución a un problema concreto.

La persona que llega a tu web no dispone de tiempo ilimitado para estar allí.

La persona que llega a tu web quiere información útil y la quiere ya.

«La perfección se logra, no cuando no hay nada más que añadir, sino cuando no hay nada que quitar.» Antoine de Saint-Exupéry

¿Alguna vez has llegado a una web y mientras leías una de sus páginas en tu cabeza escuchabas bla, bla, bla? De eso precisamente habla Steve Krug en su libro «No me hagas pensar«,  en el que habla sobre usabilidad web y navegación intuitiva.

Él denomina a ese texto que nos suena en la cabeza como bla, bla, bla, charla feliz y, por supuesto, aconseja eliminarlo de raíz de cualquiera de los textos de la web.

Su tercera ley de usabilidad web dice:

  • Deshazte de la mitad de las palabras de cada página. Luego deshazte de la mitad de lo que queda.

Y aunque es cierto que esta es una premisa muy extremista, sienta las bases para repasar cada texto y verificar que, efectivamente, todo lo que hay es contenido de valor para el lector.

Dos reglas básicas que te ayudarán a redactar textos concisos y fáciles de leer

#1 Utiliza párrafos y frases cortas

Un lector no quiere entrar dentro de una frase kilométrica que se tiene que leer del tirón sin apenas una coma para encontrar algo de valor, por eso es fácil que se aburra y se vaya aunque eso a ti no te guste un pelo. Así que no abuses de ellas.

Todo lo contrario. Prefiere frases cortas que no cueste leer. A tu lector le gustan los puntos. Le gusta poder parar brevemente entre frase y frase y no perder el aliento si la tiene que leer en voz alta.

Las frases cortas van a impedir que te enredes más de la cuenta (y te ayudarán a mejorar el ritmo). Al igual que en Twitter dispones de 140 caracteres para expresar tus ideas, intenta que una oración ocupe como máximo tres líneas.

Y precisamente esas tres líneas deberían ser la longitud máxima de cada párrafo. Quizás alguna, de manera excepcional, se puede alargar un poco más, pero cuatro es el límite.

#2 Elimina todas las palabras innecesarias

Éstas lo único que hacen es aumentar la longitud de las frases sin aportar contenido de valor. El resultado son textos más densos que transmiten la idea de que debes leer mucho para conseguir la información que andas buscando.

Suprimiendo estas palabras conseguirás:

  • Realzar más el valor del contenido.
  • Reducir el nivel de ruido de la página.

Evita la jerga técnica que obliga al lector a releer el párrafo a no ser que estés escribiendo para gente preparada que entiende y domina ese lenguaje. En su lugar, trata de explicar de manera sencilla y con palabras comunes la misma idea.

La gente valora que no le hagas perder el tiempo. Si tienen que rebuscar entre todas la palabras aquella información que necesitan se irán.

Un texto conciso que aborda directamente la información que el lector está buscando con palabras claras y sencillas es la clave para retenerle y que quiera seguir navegando por las páginas de tu web.

Y ahora reconócelo, tú también te has enrollado alguna vez más de la cuenta al escribir un post, una página o incluso un email, ¿no es cierto?

Cuéntame por qué en la sección de comentarios.