Quizá no te hayas detenido a pensarlo, pero hablar sobre uno mismo puede ser realmente difícil.
Al final, se trata de ser honesto, asumir tus puntos fuertes y débiles y decírtelos a la cara sin tapujos.
Pero si digo que es una tarea complicada es porque todos nos hemos encontrado en situaciones comprometidas en las que, en vez de hablar de nosotros mismos, hubiéramos preferido recurrir al famoso «tierra, trágame» sin pestañear. ¿O no?